Una de las actividades que realizamos fue el panel de aprendizaje, en el que 6
grupos debíamos (2 representantes de cada grupo exponían) exponer ciertas
teorías pedagógicas propuestas por diferentes autores, tales como: Pichón
Riviere, Piaget, Ausubel, Vigotsky, Gardner, y Gavriel Salomón. Si bien, en
otras asignaturas ya habíamos abordado estos autores en cierta forma, me
pareció interesante la propuesta para reforzar aquellos conocimientos previos,
e intentar rescatar y reflexionar sobro sus perspectivas para pensar nuestras
prácticas pedagógicas. Sin embargo uno de esos autores abordados, Gavriel
Salomón, resultó ser poco conocido para los grupos, al igual que a mí, cuando
tuve la particularidad de exponerlo en el panel. Me costó mucho comprender la
conceptualización del autor y su teoría, y los nervios fueron un obstáculo
importante para hacérselos comprender a los demás. Así mismo, considero que se
hizo lo posible por rescatar los puntos sobresalientes del tema. Fue una
experiencia rara, y no me gustó, ya que me puse muy nerviosa y no podía
expresarme correctamente. Sin embargo, la experiencia en sí de la actividad,
estuvo muy buena por parte de todos los grupos, así como su explicación y la
conceptualización al momento de exponer cada autor; lo que me permitió
visualizar las distintas perspectivas, el énfasis que cada uno pone en relación
a lo pedagógico, y por lo general se hacía referencia a una corriente más
constructivista sobre el aprendizaje.
Con la obra de Philippe Meirieu ¨Cartas a un joven Profesor¨,
trabajando en grupos, y distribuyéndonos los capítulos de este libro, en un
primer momento puedo decir que me atrapó la creatividad y dedicación de cada
grupo a la hora de representarlo, y fue interesante la manera en que cada uno
pudo interpretar ese capítulo y darlo a conocer, manifestando sus opiniones,
experiencias y relaciones con ese contenido. Un libro que para mí, aborda diferentes
aspectos que un profesor, o un joven profesor, como nosotros que nos estamos
preparando para serlo, debe tener en cuenta y reflexionar sobre ellos.
En esta obra
Meirieu nos escribe a nosotros sus colegas, acercándonos a la tarea de enseñar,
cómo hacerlo, para qué hacerlo; en fin nos aproxima a nuestra profesión, la de
ser profesores, y destaco lo que el autor dice ¨enseñe lo que enseñe y donde
quiera que lo enseñe, un profesor siempre enseña algo a alguien¨.
De las
actividades trabajadas, la que más llamó mi atención fue la presentación en
video, y en el mismo, el grupo realizó una representación de títeres, sobre el
capitulo nº 6: “una preocupación que no tiene por qué ruborizarnos: la disciplina en clase”. Me
atrapó por la manera en que reunieron recursos al intentar representarlo,
enfatizando la conceptualización del autor, pero llevándola a otra dimensión, a
un espacio o ejemplo concreto sobre lo que Meirieu intenta transmitirnos,
utilizando el humor, la reflexión, lo visual para dejar un mensaje claro y
preciso en pocos minutos, pero 15 minutos que parecieron suficientes para
dejarnos sin palabras o preguntas, por el simple hecho de ser una herramienta
lo bastante representativa y global del tema. Dejando a la vista el trabajo y
el esfuerzo de preparación de lo presentado, y sinceramente considero que
estando uno tan acostumbrado a lo visual, y hablo personalmente, llamó mi
atención pero al mismo tiempo me ayudó a poder rescatar lo importante del tema;
algo que no me pasó con otras actividades.
En cuanto al
taller de ¨Autoridad¨, este me pareció interesante y necesario, porque
considero que es un tema a tener en cuenta, y que debemos plantearnos al
momento de estar en el aula, entendiendo que uno allí tiene un lugar, se plantea
objetivos, en cierta forma cumple una función en ese espacio y lo más
importante es que nos encontramos frente a sujetos que aprenden, sujetos con
intereses, tiempos, modos de ser y pensar distintos unos de otros. Y al momento
de estar ahí, es necesario replantearse uno, como docente, en la tarea de
enseñar y de aprender al mismo tiempo, cómo construir autoridad.
Aquí pude
dar cuenta que la autoridad no es algo que se posee, sino más bien una relación
que se establece, que se construye en relación con otros. Y en ese espacio que
es el aula, se ven implicados en esa relación, tanto el docente como el
estudiante, relación que tiende por lo general, a establecerse de forma
jerárquica, siendo el docente el que posee el poder imponiéndose sobre los
otros, por el simple hecho de ser el que ¨enseña¨ y el poseedor del
conocimiento, entendiendo esto desde una perspectiva tradicionalista. Sin
embargo, la autoridad implica el reconocimiento por parte de los otros, un
reconocimiento mutuo entre docente y estudiante; y para que se dé un
aprendizaje debe haber un reconocimiento de autoridad.
Muchas veces, la existencia de poder no
implica que haya autoridad, entendiendo que ambos se interrelacionan (poder –
autoridad); si bien el poder se ejerce,
esto no implica que haya un reconocimiento de autoridad. Y un buen consejo, que
me pareció interesante tener en cuenta sobre qué hacer como docentes para
construir Autoridad, fue el considerar y apelar a nuestras experiencias como
estudiantes, como punto de partida para reflexionar sobre lo que haríamos y lo
que no, como docentes, para lograr un reconocimiento mutuo de autoridad con los
estudiantes y que de esta manera pueda darse un profundo aprendizaje.
Y en este
sentido, intentando verme en el aula, pienso que durante la etapa de observación,
que es clave, de apoco voy intentando que ellos me reconozcan y al mismo tiempo, poder reconocerlos a ellos,
me acerco cuando tienen dudas, y muchas veces me siento junto a ellos durante
las clases, no para que me vean como una alumna mas, sino como una persona que
también va a prender junto a ellos, hago las actividades con ellos, y me hablan
como si fuera su ¨seño¨, así me dicen, y eso en cierta forma, considero que es
parte de ese reconocimiento. Me siento con muchas expectativas, e incertidumbres,
pero el conocerlos y el que ellos puedan reconocerme me tranquiliza y me
incentiva a seguir expectante y ansiosa.
Natalia Gómez~