ÚLTIMA CLASE
El 02 de Noviembre dí mi última clase en Quinto D!
Ya pasaron casi 2 meses y en el medio 15 Clases maravillosas.
¿Por qué tantas? Por varios motivos:
Porque la unidad era larga y los temas que tratamos fueron muy bien recibidos por los chicos y el profesor Claudio, porque desde la cátedra me motivaron a seguir y porque yo quise quedarme el tiempo que fuese necesario para prácticar y "Jugar a ser docente!".
“El que está acostumbrado a viajar,
sabe que siempre es necesario partir algún día…”
Ya pasaron varios meses desde que llegué a esta casa. A mi casa, que ahora también es de ustedes y en un tiempo, cuando ustedes ya no estén será de otros, de los que vienen detrás de nosotros. Esta casa, que después de varios años me recibió con las puertas abiertas, como lo hizo siempre; pero esta vez fue distinto, fue especial.
La mañana del 5 de Junio llegué a 5º “D”, parece un siglo pero son apenas un par de meses desde que me paré frente a muchos de ustedes y les conté quien era, que me tocaba hacer y que sería lo que de alguna u otra amanera nos uniría. Créanme que me puse nervioso, no fue fácil. Ustedes lo hicieron fácil y eso por eso hoy les quiero agradecer.
Quiero agradecerles la infinita generosidad con la cual me han recibido y el absoluto respeto con el que todos/as y cada uno de ustedes me han tratado. Quiero agradecerles la confianza que depositaron en mí, las palabras de aliento y las muchas respuestas que tuvieron para muchas de las preguntas que aparecían en mi mente cada vez que entraba a esta aula. Quiero agradecerles el hecho de SER tan especiales, porque aunque no lo crean, son especiales. Hay algo en ustedes que los hace diferentes al resto y es ese “algo” con lo que tanto me he encariñado durante todo este tiempo.
Ese algo, creo yo, es su forma de ser. Son auténticos y eso los hace únicos.
A nosotros, en la facultad, durante todos estos años nos han enseñado miles de temas, muchas maneras de enseñar, infinidad de métodos y nos han puesto a prueba de muchas maneras, pero en estos meses, en estos Martes y Viernes que han pasado ya, aprendí que el mejor de los métodos es el que tiene a la palabra como protagonista. Esa palabra que nos invita a pensar, a reflexionar, a emocionarnos, a enojarnos, a ser libres. Por eso, siempre busqué que todos/as y cada uno de ustedes diera su palabra y exigí que fuera escuchada. Porque su palabra es importante y nos enseña, porque si no lo fuera, no la preguntaríamos. Porque cuando hay alguien que habla también hay alguien que escucha y piensa y eso tiene un valor incalculable. Valoro y me llevo conmigo cada una de sus palabras, de sus reflexiones, de sus cuestionamientos y preguntas… Dice la reflexión que compartimos que no hay expresión más hermosa, llena de sentido y amor que “Te doy mi palabra”. Yo, hoy quisiera darles mi palabra, que ahora y siempre, en cada aula, en cada espacio, con cada estudiante que tenga frente a mi voy a darles el lugar para que puedan expresar su palabra. Porque seguramente ellos/as como ustedes, tengan mucho para decir. ¿Y ustedes? Si tuvieran que darme su palabra, ¿Qué palabra me darían?
Junto a ustedes aprendí que el trabajo del docente no es acumular, guardar y archivar conocimientos en la cabeza de los estudiantes, porque esos conocimientos de nada nos sirven si no es para rebelarnos contra lo injusto, contra lo desigual, contra quienes hacen leyes para unos pocos, contra quienes usan la educación como una herramienta de dominación y no la comprenden como una práctica de libertad. Junto a ustedes, encontré mi lugar de lucha, es este: Educando, siendo profesor, enseñando. Acá me van a poder encontrar, en el lugar por el cual tanto luché. ¿Y ustedes?: ¿Han pensado en cual es su lugar de lucha? ¿Ustedes en contra de qué y a favor de qué están? ¿En contra de quién y a favor de quién están?...
Con ustedes también comprendí que no somos todos iguales, pero que todos tenemos los mismos derechos. Cuando los escuche hablar aprendí que el ser humano más integro es aquel que lucha por sus sueños y no los abandona. Porque uno es más auténtico cuanto más se parece a lo que ha soñado de si mismo y eso, tampoco tiene precio. Y aunque nos lleve toda una vida alcanzarlos, los sueños no tienen fecha de vencimiento. Renunciar a un sueño, es entregarse, rendirse, dejar que el mundo pase por encima nuestro. Alguien que sabe mucho me dijo una vez: “Si algún día renuncias a un sueño, el resto de los días que te queden, no tendrás derecho reclamar nada, a exigir nada: porque te habrás vendido.”Ahora me voy para seguir enseñando y aprendiendo también, me voy feliz, porque enseñé pero sobre todo aprendí!
Los finales son posibilidades de nuevos comienzos y las despedidas son promesas de reencuentros. Espero que algún día nos volvamos a ver.
DIEGO, el prácticante!.
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