La mayoría de los autores trabajados en este panel, eran
conocidos por este grupo.
A Pichón Rivière lo conocimos en 1º año, en el Taller:
“Los sujetos de la educación en sus prácticas de aprendizaje” con la profe
Cloty. En este espacio, se desarrolló con profundidad este autor y lo pudimos
retomar en la Praxis I.
En el caso de Piaget, abordamos su teoría en Psicología
del Desarrollo y a partir de la exposición del grupo de Lucho lo
resignificamos.
Las teorías de Ausubel, Vygotsky y Gardner las estudiamos en
Psicología del Aprendizaje.
Con respecto a los últimos autores, Salomón y Perkins, en
el trayecto de la carrera no los habíamos conocido y el panel fue la primera
oportunidad para acercarnos a ellos.
Esta actividad fue una instancia de co-evaluación muy rica
para los diferentes grupos en la que elaboramos conjuntamente los criterios de
evaluación y los aportes que recibimos todos los grupos fueron constructivos,
permitiéndonos reflexionar ante la situación que implica exponer sobre un
determinado tema.
Al grupo le tocó exponer Gardner desde un lugar distinto al
que conocíamos, lo que posibilitó ampliar nuestro conocimiento sobre su postura
teórica.
Howard Gardner fue un psicólogo investigador de la Universidad de
Harvard, conocido en el ámbito científico por sus investigaciones en análisis
de las capacidades cognitivas y por haber formulado la Teoría de las Inteligencias
Múltiples, la que lo hizo acreedor del premio Príncipe de Asturias en 2011.
Nació en Scranton, Pensilvania en 1943. Es codirector del Proyecto Zero en la Escuela Superior
de Educación de Harvard, donde además se desempeña como profesor de educación y
de psicología, y también profesor de Neurología en la Facultad de Medicina de
la Universidad de Boston.
En 1983 presentó su teoría en el libro Frames of Mind: The Theory of
Multiple Intelligences y, en 1990, fue el primer
estadounidense que recibió el Premio Grawemeyer de la Universidad de
Lousville. En él, critica la idea de la existencia de una sola
inteligencia, a través de las pruebas psicométricas.
En un primer momento, el texto que se nos destinó tenía
una especificidad propia para Nivel Inicial, lo cual nos impidió realizar una
lectura comprensiva. Al no contar con las herramientas necesarias para
transmitirles a nuestros compañeros, pedimos a la cátedra cambiar el texto. El
nuevo, era otro capítulo del mismo libro que abordaba la comprensión auténtica.
El capítulo comienza con un gran interrogante: ¿Por qué
los estudiantes no dominan aquello que debieran haber aprendido? Gardner es de
la idea que muchos de los estamos comprometidos con la educación, no hemos
apreciado la resistencia que ofrecen las concepciones, los estereotipos y los
guiones iniciales que los estudiantes ponen en su aprendizaje escolar ni
tampoco la dificultad que hay para remodelarlos o erradicarlos. No hemos conseguido
comprender que en casi todo estudiante hay una mentalidad de cinco años no
escolarizada que lucha por latir y expresarse. Tampoco nos hemos dado cuenta
del desafío que supone transmitir nuevas materias de modo que sus implicaciones
sean percibidas por niños que durante mucho tiempo han conceptualizado materias
de este tipo de modo fundamentalmente diferente y profundamente inalterable.
En las escuelas, incluyendo a las buenas escuelas de todo
el mundo, hemos llegado a aceptar ciertos resultados como señales de
conocimiento o comprensión. Si contestan de un cierto modo las preguntas
planteadas en una prueba en las que las respuestas son de múltiple elección o
si resuelven un conjunto de problemas de una manera especificada, les será
acreditado su conocimiento. Nadie plantea nunca la pregunta “¿pero realmente lo
comprende?”, porque ello infringiría un acuerdo no escrito: este particular
contexto de instrucción aceptará una determinada clase de resultados como
adecuados.
La distancia que media entre afirmar que la comprensión
alcanzada es apta y la comprensión auténtica sigue siendo muy grande, sólo se
repara en ella a veces, e incluso entonces lo que se debe hacer con ella dista
mucho de estar claro. Pensar en el experto disciplinar o especialista, no permite
considerar un nuevo individuo de cualquier edad que ha dominado los conceptos y
habilidades de una disciplina o ámbito y puede aplicar ese saber de un modo
apropiado a nuevas situaciones. Entre las filas de los expertos disciplinares
se encuentran los estudiantes que son capaces de utilizar el saber de las
clases de física o de historia para aclarar nuevos fenómenos. Su saber no se limita
al marco habitual del libro de texto y del examen, y cumplen con los requisitos
necesarios para entrar a formar parte de los que realmente comprenden.
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